De ovaciones y abucheos o 300 en Berlín
Tal parece que 300 se ha convertido en el último ejemplo que testimonia la divergencia de gustos entre crítica y público.
Si hace unos días me hacía eco de los abucheos que había recibido la cinta de Zack Snyder durante el pase que la Berlinale reservó a la prensa especializada, ahora también me siento en la obligación de comentar los aplausos y la ovación que cosechó en su siguiente proyección, ya abierta al público en general.
De hecho, tal y como señala la nota distribuída por Warner Bros., el auditorio de 1700 personas interrumpió la exhibición en diversas ocasiones con aplausos espontáneos y muestras de júbilo.
No es de extrañar entonces que Snyder se haya mostrado muy satisfecho con la experiencia, calificándola de impresionante, y a tenor de las sonrisas que acompañaban los rostros de Gerard Butler (Leónidas) y Rodrigo Santoro (Jerjes) durante su presencia en la sala, la opinión debe de ser compartida.
¿Con qué valoración hay que quedarse entonces, la crítica o el público?. Si mandan los segundos, el estudio puede quedarse tranquilo. Son ellos los que llenarán las salas (y sus bolsillos) …