La “amenaza” de los Sith
Hoy es el estreno mundial de La Venganza de los Sith, la tercera y última parte de la nueva trilogía ideada por George Lucas. ¿Sus efectos?. Cines llenos, ansiedad, carreras, colas, nervios, comentarios de todo tipo y un fenómeno que por esperado no es menos increíble.
No me refiero a las miles de entradas vendidas por anticipado (ya sabemos que hay mucho friki por el mundo) sino al absentismo laboral que se pronostica para el jueves y viernes en los Estados Unidos.
Según publica el diario Clarín, se estima que faltarán a su puesto de trabajo para asistir a las primeras proyecciones unos 4,8 millones de personas. Esto generará a su vez unas pérdidas en productividad cercanas a los 627 millones de dólares.
Estas cifras aproximativas podrían verse claramente superadas si se produce una asistencia masiva superior a la de sus partes predecesoras.
Si atendemos a la expectación generada, está claro que muchos no podrán esperar ni un sólo día para disfrutar con la que prometen es la mejor de las tres películas de la nueva hornada. Y es que el propio Lucas ya ha manifestado en varias ocasiones que con este film se congraciará definitivamente con los aficionados.
Hasta la fecha, el director y alma mater de la saga no ha sabido o no ha podido colmar las expectativas que los fans habían depositado en los nuevos capítulos. Unos guiones flojos y la falta de un villano con carácter desagradó al sector más maduro de sus seguidores que se sintió rápidamente defraudado.
Sin embargo, en esta ocasión, una cuidadosa campaña de marketing, acompañada por elogiosos comentarios por parte de la critica especializada, ha conseguido despertar de nuevo un furor galáctico inédito desde el estreno de La Amenaza Fantasma.
Una pequeña muestra de todo ello se vivió el pasado domingo en Cannes, ciudad casi tomada por las tropas de asalto imperiales y el señor Lucas y su troupe, tal y como comenta wigo en su blog.
La polvareda mediática le hace a uno bastante difícil el mantenerse al margen de imágenes o comentarios que desvelen detalles de la trama.
Yo prefiero mantenerme deliveradamente desinformado y esperar a verlo en la pantalla, cómodamente sentado en una butaca y que el maestro Lucas impresione mis retinas con su nuevo espectáculo cuidadosamente orquestado. Ya empiezo a confundir el zumbido del fluorescente con el de los sables de luz. Yummmmmm. Yummmmmm.
No me refiero a las miles de entradas vendidas por anticipado (ya sabemos que hay mucho friki por el mundo) sino al absentismo laboral que se pronostica para el jueves y viernes en los Estados Unidos.
Según publica el diario Clarín, se estima que faltarán a su puesto de trabajo para asistir a las primeras proyecciones unos 4,8 millones de personas. Esto generará a su vez unas pérdidas en productividad cercanas a los 627 millones de dólares.
Estas cifras aproximativas podrían verse claramente superadas si se produce una asistencia masiva superior a la de sus partes predecesoras.
Si atendemos a la expectación generada, está claro que muchos no podrán esperar ni un sólo día para disfrutar con la que prometen es la mejor de las tres películas de la nueva hornada. Y es que el propio Lucas ya ha manifestado en varias ocasiones que con este film se congraciará definitivamente con los aficionados.
Hasta la fecha, el director y alma mater de la saga no ha sabido o no ha podido colmar las expectativas que los fans habían depositado en los nuevos capítulos. Unos guiones flojos y la falta de un villano con carácter desagradó al sector más maduro de sus seguidores que se sintió rápidamente defraudado.
Sin embargo, en esta ocasión, una cuidadosa campaña de marketing, acompañada por elogiosos comentarios por parte de la critica especializada, ha conseguido despertar de nuevo un furor galáctico inédito desde el estreno de La Amenaza Fantasma.
Una pequeña muestra de todo ello se vivió el pasado domingo en Cannes, ciudad casi tomada por las tropas de asalto imperiales y el señor Lucas y su troupe, tal y como comenta wigo en su blog.
La polvareda mediática le hace a uno bastante difícil el mantenerse al margen de imágenes o comentarios que desvelen detalles de la trama.
Yo prefiero mantenerme deliveradamente desinformado y esperar a verlo en la pantalla, cómodamente sentado en una butaca y que el maestro Lucas impresione mis retinas con su nuevo espectáculo cuidadosamente orquestado. Ya empiezo a confundir el zumbido del fluorescente con el de los sables de luz. Yummmmmm. Yummmmmm.