Todos sueñan con Fernando
Vivimos en un país de sentimientos muy polarizados y extremos.
Si vamos bien o destacamos en algo, nos falta tiempo para alardear de ello y considerarnos los mejores, pero si las cosas van mal, la angustia con la que lo vivimos nos hace avergonzarnos de lo que somos alcanzando cotas casi de tragedia nacional.
Este hecho es especialmente constatable en la información deportiva. En un mundo, en donde tampoco se genera mucha información al día, se completan los espacios creando ídolos o villanos en cuestión de segundos.
Los Mundiales de la selección de fútbol son antológicos en ese sentido. De ser (o considerarnos) los favoritos, acabamos eliminados a las primeras de cambio, con la frustración de no ver cumplidas las espectativas depositadas en los jugadores. ¿Por qué no sabemos valorarnos en nuestra justa medida?
El caso de Fernando Alonso es el más actual e inmediato. Sólo ha ganado dos carreras (la última este domingo pasado en Barhein) y por lo que hablan de él algunos medios parece como si ya fuese Campeón del Mundo. Yo no soy seguidor de la F1 (como tampoco lo soy del tenis aunque conseguimos la Copa Davies ni del ciclismo cuando ganaba Induráin) pero estoy seguro de que todavía queda mucho campeonato por delante como para frivolizar sobre el tema. Un poco de prudencia nunca está de más en éstos casos.
Y ahora, para los optimistas recalcitrantes, la clasificación actualizada del mundial aquí.
Si vamos bien o destacamos en algo, nos falta tiempo para alardear de ello y considerarnos los mejores, pero si las cosas van mal, la angustia con la que lo vivimos nos hace avergonzarnos de lo que somos alcanzando cotas casi de tragedia nacional.
Este hecho es especialmente constatable en la información deportiva. En un mundo, en donde tampoco se genera mucha información al día, se completan los espacios creando ídolos o villanos en cuestión de segundos.
Los Mundiales de la selección de fútbol son antológicos en ese sentido. De ser (o considerarnos) los favoritos, acabamos eliminados a las primeras de cambio, con la frustración de no ver cumplidas las espectativas depositadas en los jugadores. ¿Por qué no sabemos valorarnos en nuestra justa medida?
El caso de Fernando Alonso es el más actual e inmediato. Sólo ha ganado dos carreras (la última este domingo pasado en Barhein) y por lo que hablan de él algunos medios parece como si ya fuese Campeón del Mundo. Yo no soy seguidor de la F1 (como tampoco lo soy del tenis aunque conseguimos la Copa Davies ni del ciclismo cuando ganaba Induráin) pero estoy seguro de que todavía queda mucho campeonato por delante como para frivolizar sobre el tema. Un poco de prudencia nunca está de más en éstos casos.
Y ahora, para los optimistas recalcitrantes, la clasificación actualizada del mundial aquí.