
En un mundo tan cruel y competitivo como es el de la industria cinematográfica estadounidense, el que un director tan nefasto como
Uwe Boll continúe encontrando trabajo es un misterio mayor si cabe que su falta de talento.
Los fiascos que ha perpetrado han sido más que sonoros y ninguna de sus “películas” supera la calificación de mediocre (eso siendo generosos).
Su último estreno cosechó un resultado tan espantoso que no ha llegado ni a proyectarse comercialmente en España. Se trata de
Alone in the Dark, una adaptación del famoso videojuego desarrollado por
Infogrames y que dío de sí cuatro entregas. En las manos adecuadas podía incluso haber generado varias secuelas con las que seguir las aventuras del detective
Edward Carnby en su lucha contra lo sobrenatural pero en las de Uwe Boll
definitivamente no. Desde el casting (¿
Tara Reid como conservadora de museo?) hasta la trama son un despropósito, por no hablar de la profundidad de los personajes, de los que el guión sólo se limita a indicar su nombre y ocupación.
Afortunadamente los fans no son tontos (
comentarios en IMDB) y la película
se estrelló en taquilla. Las cifras hablan por sí solas. Apenas tres semanas en cartel
y 5 millones recaudados de los 20 que costó la producción.

Sin embargo, todavía sigue en la brecha y en breve estrenará
Bloodrayne, otra adaptación de un videojuego, y amenaza con
Far Cry una vez concluya la postproducción de
Dungeon Siege en un futuro no muy lejano.
Ya lo llaman el Rey Midas del cine … pero no es en oro en lo que precisamente convierte las cintas.

Su nombre no despierta simpatías precisamente en la red y poco a poco han ido naciendo una serie de páginas dedicadas a prevenir a los incautos sobre los “peligros” de visionar alguna de sus películas. Merece la pena especialmente
UweBollSucks, en donde el autor recoge algunas de sus frases célebres, “perlas” que nos ayudan a conocer un poco más la personalidad de este cineasta alemán. Afirmaciones como que “disparar y despedazar a la gente es uno de mis puntos fuertes como director” o promocionar su próximo film,
Bloodrayne, diciendo que “contiene una escena de sexo tórrido” seguro que no dejan impasible a nadie.
No entendía la razón por la que continuara encontrando pardillos que financiaran sus proyectos hasta que leí este
artículo en
Wikipedia que me abrió los ojos. Al parecer sus inversores son alemanes y por la peculiaridad de las leyes fiscales del país germano, si la cinta es un fracaso comercial, éstos vuelven a recibir parte de su dinero. Si resulta ser cierto, no sé de qué manera podremos librarnos de él (por lo menos civilizadamente, claro)

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