No hay rosa sin espina

El Festival de Eurovisión 2006 ha sido toda una experiencia y no lo digo sólo por la victoria de Lordi, que confío se convierta en el revulsivo necesario para que los países participantes dejen de enviar año tras año las mismas canciones de amor clónicas a ritmo de discoteca o baladita edulcorada. Me refiero sobretodo a lo increíblemente mal que Beatriz Pécker, la comentarista enviada por TVE para cubrir el concurso, llegó a disimular su incredulidad al comprobar cómo un grupo tan diametrialmente opuesto a lo esperado para este tipo de certámenes se hizo con esa contundencia con la victoria (le faltaron 8 para llegar a los 300 puntos). Uno de los momentos más divertidos de la noche fue escucharle comentar (como si se tratase de toda una experta en la materia) que en gran medida las votaciones estaban condicionadas por las relaciones geopolíticas entre los diferentes países participantes … hasta que llegó el turno de Portugal y no nos otorgó ni un solo punto. Su tono de voz resultó ser tan expresivo como supongo que la cara que se le quedó a la pobre. Y es que la canción española era tan horrenda (por no ser excesivamente crueles) que sólo apostaron por ella Andorra y Albania (un misterio sin resolver) y se quedó en vigésimo primer lugar, sólo por delante de Francia, Israel y Malta. Afortunadamente el voto del espectador está consiguiendo cambiar las cosas y pone en su lugar a todos esos listillos del tres al cuarto que se creen capaces de preveer el resultado final por las alianzas políticas y el voto inmigrante. A tenor de lo ocurrido, Finlandia debe de ser toda una potencia europea con ciudadanos repartidos por todo el continente. Y me pregunto, ¿cómo es que las comunidades españolas (que las hay y muchas) de Alemania o Francia no movieron un sólo dedo (o tecla) para votar por España?. Es que ni un solo punto, oiga. Los heavys del mundo pueden darse por satisfechos. Rompiendo el festival desde dentro con un grupo outsider al que nadie quería (ni la tele de su país que se negó a pagarles los efectos de pirotecnia que utilizaron en la actuación) pero que aplastó con contundencia a la caspa y ñoñería tan habitual en este tipo de galas. Sin duda fue la noche del mundo al revés para Pécker que sólo al final, cuando la victoria de Lordi era ya cantada, se desmarcó diciendo que eran los favoritos. Pffff, por favor, si hasta Buenafuente se rió a gusto de ellos cuando entrevistó a las Ketchup (me pregunto qué pensará ahora). ¿Será la victoria del voto antisistema?.