No hay rosa sin espina

Había leído en una ocasión que, a estas alturas de la película, los argumentos en el cine hace tiempo que han dejado de ser originales para convertirse en una combinación más o menos habilidosa de situaciones y prototipos perfectamente inventariables. Dentro de este panorama tan poco alentador, una de las soluciones que le queda al guionista para desmarcar su idea de las miles de propuestas que recibe un estudio al año consiste en la mezcla de géneros, a más contrapuestos mejor: westerm musical, comedia de acción, ciencia ficción erótica, etc, etc. Así es como creo que ha nacido The Knights Templar, una historia que mezcla elementos tan dispares como los famosos (y muy cinematográficos) caballeros templarios con hordas de vampiros sedientos de sangre. La idea es de los desconocidos Adam Torchia y Justin Stanley y nos sitúa en una indeterminada Edad Media, cuando, al regreso de las Cruzadas, la legendaria orden militar debe de hacer frente a un ejército vampírico que busca la destrucción del Santo Grial. Cágate lorito … Ufff, o peli interesante o engendro sin nombre, seguro que el resultado final no deja a nadie indiferente. Producen para Universal el pajero visual de Timur Bekmambetov (Los Guardianes de la Noche, Wanted) y Marc Platt (Wanted).