No hay rosa sin espina

Paul Newman, toda una leyenda del Hollywood dorado, icono y mito del séptimo arte, falleció en su hogar este viernes, con los suyos, tal y como era su deseo, a los 83 años, víctima de un cáncer de pulmón. Newman, uno de los mejores actores que ha dado la cinematografía norteamericana, contaba en su haber con dos Oscars (uno honorífico en 1985 y otro por su papel en El Color del Dinero), el Premio Humanitario Jean Hersholt (también otorgado por la Academia de Hollywood) de 1993, cuatro Globos de Oro que distinguieron su trayectoria como actor y director, un Bafta, un Oso de Plata del Festival de Berlín por su participación Ni un pelo de tonto y el premio como mejor intérprete en el Festival de Cannes por El largo y cálido verano. Pero lo que mejor le ha distinguido es su inigualable filmografía, plagada de clásicos irrepetibles y obras maestras como La gata sobre el tejado de zinc, El zurdo, Dos hombres y un destino, El golpe, Marcado por el odio, El largo y cálido verano (en cuyo rodaje conoció a su esposa Joan Woodward con la que formó una de las parejas más longevas y estables de la Meca del Cine), El juez de la horca, Éxodo, El buscavidas, El coloso en llamas, y más recientemente, El color del dinero, El castañazo, Veredicto final, Ausencia de malicia, Ni un pelo de tonto o Camino a la perdición. Trabajó con los mejores y se puso a las órdenes de maestros de la talla de John Huston, Alfred Hitchcock, Robert Wise, Arthur Penn, Robert Rossen, Otto Preminger, Martin Scorsese, James Ivory o Robert Altman. Se ha ido un grande. Descanse en paz.