Voto electrónico y Referendum
Ayer, viendo el programa 59 segundos (un debate emitido por TVE en donde politicos, intelectuales y periodistas se tiran los trastos a la cabeza en sus intervenciones limitadas al tiempo que da título al espacio) me enteré de un dato sumamente significativo y del que apenas se ha comentado nada acerca del famoso Referendum. No voy a hablar, claro está, de la mucha o poca participación que tuvo ni de si la gente que votó afirmativamente sabe realmente de las implicacones que el texto tendrá en nuestra vida futura. Lo que me llamó la atención es el fracaso absoluto de la iniciativa de voto electrónico que se llevó a cabo. No hay otra manera de calificar el que sólo el 0,54 % de los 2 millones de personas (un 6% del censo) que podian hacer uso de él, participasen.
El Observatorio del Voto Electrónico (OVE) tras analizar la experiencia ha llegado a la conclusión de que se han producido graves irregularidades en esta experiencia de voto por internet. Entre ellas citan, por ejemplo, la falta de transparencia e información acerca del método utilizado para computar y procesar los votos; el que el software de votación sólo se pudiese instalar en sistemas con Windowx XP, 2000 y NT, excluyendo otros entornos como Linux o Windows 98; la carencia de un justificante que le indique al elector que su voto ha sido efectivamente procesado; o la falta de confidencialidad puesto que el emisor tiene en su poder todas las firmas digitales utilizadas en el procedimiento, tanto públicas, como privadas. En fin, un cúmulo de despropósitos. Un querer y no saber.
No me extraña que a tenor de los resultados propongan la nulidad de esta prueba. Tan sólo queda esperar a que en la próxima ocasión sepan mejor lo que se hacen.
El Observatorio del Voto Electrónico (OVE) tras analizar la experiencia ha llegado a la conclusión de que se han producido graves irregularidades en esta experiencia de voto por internet. Entre ellas citan, por ejemplo, la falta de transparencia e información acerca del método utilizado para computar y procesar los votos; el que el software de votación sólo se pudiese instalar en sistemas con Windowx XP, 2000 y NT, excluyendo otros entornos como Linux o Windows 98; la carencia de un justificante que le indique al elector que su voto ha sido efectivamente procesado; o la falta de confidencialidad puesto que el emisor tiene en su poder todas las firmas digitales utilizadas en el procedimiento, tanto públicas, como privadas. En fin, un cúmulo de despropósitos. Un querer y no saber.
No me extraña que a tenor de los resultados propongan la nulidad de esta prueba. Tan sólo queda esperar a que en la próxima ocasión sepan mejor lo que se hacen.